POEMAS
LA POETA
2021
VOCES BROTAN DE MIS PÉNDULOS
las que fueron,
las que son,
las que vendrán.
Recibo el permiso del sol en la mirada,
la furia por decir traspasa el pecho,
me desgajo en arias sobre el aire,
muestro un esqueleto marcado con grafías,
crecen los sonidos, se dispersan,
invitación a esta ceremonia mínima
calada de infinitos.
CONCIERTO DE ALAMBRES HABITAN EL CUERPO
andar de insomnios como hormigas,
rutas que se quiebran,
rutas que se incendian a sí mismas,
rutas que no dejan repararse.
En cada partida, en cada llegada,
tambores de hojalata
estibando los coros fermentados
que no alcanzan a pisar
las promesas pintadas por la espera.
ESCRIBIR ES UN OFICIO DE TRASTORNOS INVISIBLES
la tinta no olvida, tampoco perdona
y la memoria será siempre
un vientre sin entrañas
cuando todo se ha dejado en el poema.
Versos exigen hacerse con la furia
de las olas altas,
urgen golpear acantilados,
a cambio prometen salvarme de los bordes.
La imagen es carrusel de tempestades.
La imagen es Vía Láctea inconquistable.
Cuestionarse hasta el disgusto.
Chuparse hasta quedar seco.
La dicción crece en su nido
de dulces picaduras.
Los verbos son pájaros enojados
en una isla sembrada con puñales.
Cae un diluvio de aguardiente
sobre el rostro
intoxica de abandono los vasos capilares,
y la resaca es ese cortometraje que dura
más de mil años.
¿Es esta la única forma de habitar la tierra?
¿Es este el único prisma para descifrarla?
Aunque los vendavales-voces estrangulen,
se alcanza la plenitud en el acto:
esto soy, esto somos
desde las iluminadas vísceras.
CREO SER YO LA QUE EXISTE
mientras la puntería del azar revienta
una ola en el espacio.
Dejo atrás
el muerto a mis espaldas.
Obro
para no temer a los cíclicos retornos.
Quemo
los altares del corazón.
Bajo
inédita de la montaña.
Ficciones ancestrales se repiten
(me repiten)
y la raíz cruel de mi naturaleza
hace de estos pasos
solo
otra mancha de delirios
sobre el verso.
LA CAÍDA ABRE SUS PÉTALOS PICUDOS
en el centro del estigma anidan:
el aprendiz del arrecife,
la piedra temblando en el barranco,
el animal que se lleva la avalancha.
Invadimos el mundo
con pertinaces actos de reflejo,
el dominio de sí mismo, un espejismo.
Desde el instinto
la visión de los corales apunta
el cantar de cada interrogante.
Aguas urgentes
sobre una memoria
untada de espejos.
Sabrás que mi historia -la de todos-
será, siempre,
una historia de naufragios.
EL SOL SE MONTA EN MI PIERNA
me arranca de la cama
me lleva hasta la estación del tren,
comienza el mismo golpe de todos los días.
Ritual de remordimientos.
Ritual de extracciones.
Ritual de desagües.
Debería estar frente a la máquina,
abandonar el cubil de los automatismos,
pero es necesario buscar el pan que sostenga
la necesidad de las palabras.
El reloj en esta orilla
determina el reloj en la otra,
hasta la vuelta,
hasta que la luz vencida
te devuelve
a tu escritorio.
Ya cansada…
BUSCANDO ENTRE PAPELES LEVANTAN SU VOZ
las fotografías tomadas
con la vieja Canon del abuelo.
Atestiguan sobre ese rencor que tiene el olvido.
Recitan los boleros en la exhalación de la añoranza.
Reclaman un lugar donde puedan azotar cada mañana.
Desde el blanco y el negro de sus relatos
insisten en punciones intermitentes
para exhibir la pasión de un cuerpo que
fue una vez lluvia, fue una vez trueno
y, ahora, nube incapaz de gotear
sobre la pampa.
EL ACETATO SUELE SER UNA INTERROGACIÓN
con filos tristes.
Qué será de aquel cronógrafo erguido
en la vitrina de la escuela,
la radio de Edison, la Smith Corona.
Y los pedazos de ciudad que miraron
a los seres pequeños hacerla
con la obra de la ronda y la rayuela.
Alguna vez volví; en su lugar residía
la trompa sucia de los shoppings
que se van tragando el testimonio
de las calles viejas.
Hoy, en qué estancia mi cuerpo, tu cuerpo,
cuánto hicimos de bueno, confiesa,
acaso hubo siembra, acaso hubo huella.
El pasado, un puñado de polvo
sobre una estampa frágil,
un muerto deshecho entre los dedos.
RITUALES
2016
ME LEVANTO
Oficio la liturgia de la llama
en un renglón viene hacia mí
la vida, acaso también la muerte
luces gotean sin fatiga
bebo de mi voz
la boca es un incendio
y un poema se incrusta
en el tronco del secuoya
que sobrevive al fuego
de la ira.
LA PARTIDA
Pronto dejaremos esta casa,
las lilas que nacieron sin sembrarlas,
el tomate que plantó la abuela
cuando estuvo de visita,
y los robles viejos
de hojas pequeñitas.
Nos marcharemos -ya poco falta-,
el hogar será el inmueble solamente,
una cosa en venta,
una cosa en el mercado.
Cuartos vacíos
sin aromas sin libros sin cenas sin oficios.
El hogar será
el ladrillo del olvido.
ADENTRO
Se buscaba por dentro. Se buscaba.
~ Juan Ruiz Peña
Ruidos de mí salen a traspasar el alba,
ese andén de la penumbra
que no sabe ser noche o día, indeciso
en la primera luz de la ruptura.
Sendero de huida hacia el crepúsculo
enredado entre las hebras
de un corazón meciéndose de miedo.
Buscarse en los zapatos
que no volvieron a mirar,
en la mano que fecundó el adiós.
Hurgarse como hurgar tierra
y encontrar
los gusanos que una estación antes
habían sido
hojas de fronda, coloridas,
ahora solo el odio repetido,
hallazgo de enfado que viene
de la infancia.
SI FUERA OTRA
Filtraría con cuidado
las palabras.
La risa, la ironía, los enojos
y todas mis rarezas
jamás saltarían hacia el mundo
como trompos de madera
soberanos del asfalto.
Si fuera otra, pero soy yo
sin estribillo.
Mujer opuesta al molde de los días.
Mujer opuesta al encargo del estambre.
No puede, no debe
omitir
sus ojos fieros,
su ardor andante,
su lengua en verso,
su vuelo su destino su locura.
LA CANCIÓN DEL DESTINO
Lo que cuenta el poeta a las piedras está lleno de eternidad.
Y ésta es la canción del Destino, que tampoco olvidan las estrellas.
~ León Felipe
El poeta vivirá en la memoria de las piedras
jamás en la del hombre,
porque aquello que el hombre recuerda
tarde o temprano olvida
y lo que olvida no retorna a la tierra
muere en el viento.
El poeta buscará las piedras,
en ellas harán hueco las gotas de sus versos,
en ellas hará estampa la grafía de su aliento.
La persistencia del poema es el anhelo,
ni el nombre, ni la pinta, ni la fama,
solo el canto que se entrega al universo.
Así, lo que el poeta quiera decir
se lo dirá a las piedras,
estas hablarán con los árboles,
en el fruto el árbol guardará las palabras,
los pájaros picarán del fruto
y se encargarán de esparcir la semilla,
la semilla caída en la tierra será
principio estelar a través de los milenios.
La memoria de las piedras jamás es vencida
por el tiempo,
y ésta es la canción del Destino.
El destino del poeta.
ÁNCORAS
2015
ANCLA EL PRETÉRITO
Frecuentar las sillas que dejamos,
los pájaros encuentran allí la tarde.
Saber si en el patio nos esperan
el juguete,
los árboles que trepamos
y esos frutos
que no quisieron
madurar.
Buscar el columpio
en la distancia de otros soles,
hallar sus asientos vacíos
de risas de vuelos,
palos vencidos
ante el peso
de las estaciones.
Tantear el agua turbia
guardada en el aljibe,
atisbar en el fondo
las ruinas de la casona
y descubrir que nada
nada conserva
tus ojos de niño.
LA NOCHE ES EL ESPEJO
Y en el espejo está el relato,
un andar las arcillas de
todo lo que fuimos
todo lo que no fuimos
por intención por desidia.
Vamos
hacia los filones del pasado,
costumbre sombría de los pasos
cuando es de madrugada
y el desvelo un alevoso.
Es la noche, su dominio,
ases guardados
en la manga oscura,
barajas en los cristales
refractarios,
hasta que uno vuelve
a encontrarse,
fundirse
con la repetición del sol
y sus disfraces.
RITUALES
Recoger botellas de vino en la mañana
y esperar en su vacío las respuestas.
Apuntar más de un verso
en las pupilas de mi gato,
el ritmo en sus pasos de pantera.
Retornar al río hijastro del deshielo,
a la tarde detrás de las lomas coloradas.
Hundir los dedos en la nieve,
perder el tacto de los días.
Voltear hacia el desierto
desempolvar al dinosaurio
dejar que sobreviva de mis huesos.
Caminar la yerba seca de los filos,
lo perdido en las orillas.
QUE LA CIUDAD TE DEVORE
Inicia el ceremonial de los pies descalzos:
restriégate los ojos,
sacude la cabeza,
busca el espejo,
luego el café.
No hace falta decir que es otro día,
las calles,
la parada del metro,
el quiosco de las mentas y el diario,
las notas de un violín desde la esquina
reclaman tu tránsito.
No te rindas,
busca los zapatos,
el maletín,
la sombrilla,
el libro que mitigue la embestida.
Concluye el rito,
la ciudad te espera
y tiene hambre.
SER DE AIRE
Torbellinos entran
y salen de esta casa-cuerpo
a cualquier hora.
Vórtices
me arrastran a otros mares.
Corrientes
colman mis alforjas de otra arena.
De vendavales se hace mi trayecto.
De tornados mi memoria.
Todos los huracanes del mundo
llevo adentro.
CANCIÓN DE AYER
Busco el sol de la feliz locura
que colgaba de los dientes,
cantando por las calles
El disco chino y La gallina co-co-uá.
“Co co ua ua,
co co ua ua,
co co co co ua…”
Libres éramos libres
de tejidos y jirones,
de mesuras y misiones,
de dolencias y de muertes.
Busco esos días de sube y baja,
de “sale y vale”,
claros purísimos lentos.
Y mientras más los busco
más se pierden.
Antigua colección de cromos
que se suelta con las anclas
y no vuelve.
POSESIÓN
Nada es nuestro.
Siquiera la sombra
que se hace de uno mismo
con sus infinitos verbos mudos.
No son nuestros ni el poema
ni la tinta que lo escribe,
tampoco la tierra
en que se nace
en la que se morirá.
Sin ofrendar la huella
nos vamos diluyendo
hasta convertirnos
en vapor de día frío
libado por el espacio.
CIUDAD
Yo te amo ciudad…
aunque soy en tu olvido
una isla invisible.
~ Gastón Baquero
Me diste un rostro ciudad.
Me amasaste de la sombra.
Me hiciste verso de calle
en los fogones del asfalto.
Ninguno de mis pasos atiza hoy tus bordes,
ya no soy el pan bueno de tus manos,
ese crío fiel
que ofrecías a los parques, las estrellas,
las esquinas.
Mi nombre es ahora tronco abierto irreparable, ciudad prolija en chupar desde la amnesia
los huesos del peregrino,
ligera en atravesar con sus colmillos
a quien no ancla.
Yo, que canté sobre las blanquísimas criptas
de tus bardos.
Yo, que cuidé del moho los ojos
tu masa cotidiana.
Yo, que anduve recogiendo entre mis voces
a tus vástagos.
Quisiera ser otra vez la casita colorida
que cuelga de las peñas,
la balsa de acuáticos jacintos
sobre el manso río,
el manglar que se estira resuelto
en los pantanos.
Y solo soy en tu boca
los despojos del apóstata, ciudad,
en tus registros un poema ya borrado
y solo soy en tu olvido una isla invisible
que te mira
y te extraña
desde lo acre
de todas las distancias,
esas
que en el zócalo del ausente
son siempre
agujas tan cercanas.
LA CARTA
El café está listo
humeante,
otro día
zozobra de pies sobre el mármol frío.
Uno se niega a los afanes de incendiario,
decide mojar los cerillos,
vender a descuento la bencina,
abrir la ventana
y dejar que la mañana cure
los malos pensamientos.
Los esfuerzos son vanos
para qué engañarse,
pronto se devuelve a uno mismo
-el ser de siempre-
el que termina buscando el fuego
con la pluma en la mano
escribiéndole esa carta a Ella
invitándola a vacacionar en los pantanos.
El café humea,
se sostiene la taza
como la última esperanza,
pero una taza de café en la mañana es otro día,
otro año que resbala en occidente,
la insistencia en las rutas del retorno,
el terror a la reiteración de los espejos,
este cansancio hacia la vida.
Francamente
todo habla en la taza de café por la mañana,
se empuña el esfero con la sangre,
se rinde al acoso de los dioses,
se decide finalmente
poner firma poner sello
y enviar esa carta.
CONFESIÓN
(El periodista pregunta “¿Cuándo escribe la poeta?” y Ella responde…)
La Poeta escribe
cuando el mar insiste vivir en la boca,
los gritos precisan multiplicarse en el espejo,
la penumbra camina desnuda en la morada.
Escribe cuando habla con sus gatos,
sus plantas, sus libros, sus películas.
Escribe cuando besa, cuando ama,
ríe, sueña, trisca, imagina, dormita.
La poeta escribe cuando escribe.
Todo el tiempo.
En papel o en aire.
LA JORNADA
Fieras gigantescas.
Filos de acantilado.
Falsetes de sirenas.
Que llegue yo liviana,
en vuelo, en brisa,
en barca de luna,
en gota de cielo.
Que sea yo Penélope y Ulises,
la jornada y la Isla.
Que sea yo el nácar, el coral, el ámbar.
Que sea mi talego la advertencia de los sabios.
El destino no, el camino. Ahora lo comprendo.
Un telar yo soy, un telar yo llevo.
(Por Cavafis y su maravillosa Ítaca)
LA CANCIÓN DEL CAMINANTE
Ascienden
las urgencias del éxodo,
los sueños del caminante,
soles sobre el hombro,
lunas en la boca abierta.
Olvidar esta máquina
que jamás podrá recorrer
las florecillas de la tundra,
o descubrir lo que el puma de montaña
lee al olfatear el viento,
acaso descifrar las profecías ancestrales
del búfalo blanco.
Me esperan
los bríos verdes de húmedos bosques.
El temblor azul de ríos y de mares.
Los tórridos valles de la muerte.
El ojo tieso de los lagos congelados.
Saguaros como soldados erectos
atacando el ocaso.
Hay tierras que terminan
donde empieza la jornada.
Hoy lo entiendo.
Soy ahora el caminante,
existencia de hierba y horizonte,
de cima de piedra de cascada.
Arriba de las áncoras está el viaje.
El viaje es la ruta. El viaje es el destino.
LIBRE DE ESPANTO
2012
POETICUS
Escribo, porque no puedo pelear batallas con mis manos
y el lápiz -a veces- apunta mejor que la escopeta.
Escribo, porque el verbo escribir suena a única certeza,
y es ruta sin distancias, y es cuerpo sin virus.
Escribo, porque la hoja en blanco es un gato feral
y debo recogerlo, alimentarlo, darle guarida, amarlo.
Escribo, porque los adjetivos acechan y cuando matan,
también dan vida; porque el lugar común no me asusta
y lo que se ha dicho mil veces
igual salpica su encanto.
Escribo, porque todo en mí es un desencuentro:
los terminales se mudan,
las calles cambian de nombre,
y nunca atino estaciones, horarios o trabajos, retornos o partidas.
Escribo, porque aunque duele, no duele tanto.
Escribo, para llenar los cántaros,
limpiar los espejos,
empuñar los espacios,
caminar los laberintos.
Escribo, para no morirme de pena.
Por eso escribo…
NOSTÁLGICA
Son las seis de la tarde
y no hay nadie a quién decirle
venga para tomarnos una taza de chocolate
con rosquitas.
El portal está escrito con los relatos
del bisabuelo,
cuentos de aparecidos que iluminaron
la infancia.
Sombras crecen en las jorobas de la noche,
coyotes muerden el tesón del viento.
Un tren en la distancia,
yo soy ese tren,
descendiendo las crestas de cañones.
HUMANA
La tarde
cae azul lento en las cañadas,
escuchas
la marcha verbal del río,
un alboroto de vientos en las grutas,
una ardilla -tan pura- duerme bajo la roca.
Tú nada, nada, nada.
Criatura del eco,
solamente humana.
Nunca serás imagen, sonido, roca, ardilla,
o río, o noche, o viento…
DEL RETORNO
Hay calles que te llaman, vidas que te llaman,
metáforas que quieren coagular tu nombre,
una casa en ruinas, pero tu casa.
Ya es hora de cuidar de tus muertos
alimentarlos, vestirlos, sentarlos a la mesa;
ordenar los versos, desempolvar la biblioteca;
devolverte a la quietud de la palabra.
No temas, que el retorno
jamás te quitará los elefantes,
la ballena, el oso pardo,
la montaña, el tornado, los saguaros.
Ellos, serán siempre en la memoria.
LA QUE SE FUE
2008
LA QUE SE FUE
Camina en otras calles.
Sucumbe en otra lengua.
Lejos de su casa,
escoltada por el anonimato,
con la alforja vacía de país y herencia
asiste
al velatorio del espejismo.
Entre los monumentos de la muerte
ha olvidado:
de qué savia está hecha su sangre,
de qué oficio se yerguen sus huesos.
No quiso retornar cuando pudo,
es tarde
para alcanzar las carabelas.
Lo que dejó
se lo comió el apetito de la ausencia.
Volver al mismo mar
es volver al desencuentro.
Volver al mismo mar
es volver a otro mar.
LAS NIÑAS BIEN
(Puerto de Manta, playa El Murciélago)
Con la nieve asoman
las mañanas junto al mar de Manta
cuando el colegio apestaba
y nos íbamos
a patear las olas
entre sorbos de ron.
Debajo de las palmeras
los quioscos fueron
cocos inmensos
y las chicas de colegios nocturnos
que allí atendían
nos regalaron
el ojo de la envidia.
Si acaso hubiesen sabido
que detrás de nuestro buen nombre,
detrás de nuestras risitas
y poses de clase,
adentro, en las mochilas caras
se agazapaba la miseria.
Allá en el Murciélago
hicimos juramentos de olas:
largarnos algún día.
Ahora, lejos
en estos campos de greñas gélidas,
recuerdo esas arenas calientes
donde el sol se divertía
y nosotras nos pasábamos
el último cigarrillo…
RENUENTES
Ellos conservan
el rumbo de la costumbre.
Me han contado que salen
a las horas de siempre.
Por las mañanas al trabajo,
retornan, hacen la siesta
y se apuran a buscar atardeceres.
Suben,
bajan de los buses,
atienden conciertos,
cines, recitales.
Se sientan en algún café,
sacan la pluma,
conciben los hijos de las calles.
Pobrecitos mis zapatos viejos
ellos aún no entienden
que me he marchado.
EL TIEMPO NOS HIZO DIFERENTES
Ya todo es ajeno. Yo misma soy otra.
Cada cosa tan pequeña,
nada es como el recuerdo.
La casa familiar
es solo una casita.
Mi cuarto:
cuatro esquinas que se juntan.
El jardín:
minúscula geometría de tierra seca.
No siento nada mío,
ni al barrio con su bulla de acero
ni el aleteo de los viejos libros
ni la música de Long-Play que me dejó el abuelo.
Mi vida antigua se ha borrado,
sílabas
que no retuvieron las paredes.
DONDE DUERME EL SUEÑO
2005
SOY
susurro cósmico
bajo las yemas de la lluvia,
falange rota
sobre la hojarasca en fuego.
Grito en veladura.
Y SI HAY ALGO QUEBRADO
no soy yo
es la tarde
la noche
las mañanas
los caminos
el tiempo
aún estoy entera
me sostengo
me soporto
si apenitas me riego
me colecto
¿O soy yo?
TODO SE MECE
la calle es una balsa
los volcanes estallan hacia adentro
no hay refrán que valga
ni al que madruga Dios lo ayuda
ni por mucho trasnochar
se escribe un gran poema.
CRECEN
gubias de los dedos,
entinto el destino
que no puedo detener:
aguafuerte
donde duerme el sueño.
DESCANSO SOBRE MI SOMBRA
1995
DESCANSO SOBRE MI SOMBRA
Una pluma inventa el universo.
El silencio inventa la música.
Un poema observa desde la ventana.
EN LA CRECIENTE DE LUNA
un árbol de peces.
Caracoles cuelgan de la brisa.
Arena resbala de las nubes.
Naufraga el Pacífico entre los astros.
Noche
marea de mares negros.
TODOS INVENTAMOS MADRUGADAS
Las olas
como mujeres excitadas
golpean la roca.
¿Qué gotas de tiempo se llevan las estrellas?
Hemos bebido todas las aguas,
ya no hay sonrisa de corales
ni espacio en el ojo de la ballena,
de la cima a la sima
solo queda
el fuerte abrazo del arrecife.
DIVAGO
en cualquier callejón oscuro
que quiera liberarme
de las anestésicas luces.
Puedo verlo todo más claro:
hay flores tristes
y besos levitando
hasta topar con las nubes.
Alguien observa:
un indigente que perdió los sueños
entre el hambre y la basura.
¿Qué vendrá después?
El presente incesante.
El futuro no existe.
Deslicemos nuestras manos por las paredes,
allí está la humedad del invierno,
los recuerdos son así
no se ven pero se sienten.
TODO ES DERROTADO POR EL ALBA
los fantasmas se esconden
detrás de los armarios,
la madrugada se fragmenta,
el reloj no claudica.
Tal vez nos encontremos
en otro sueño,
porque el poema
el poema será siempre un sueño.