RESEÑAS

Ana Cecilia Blum es una poeta que toma el pulso a la realidad y a la fogosa soberanía del viaje que no acaba jamás: pienso en una diáspora que se repite por generaciones. Cierto que es distinta en cada etapa, pero también es cierto que quien peregrina tiene una curiosa forma de habitar el lugar donde arriba. Y ella lo hace a través del cántico, no en defensa propia sino como constatación de que con él nace otra historia, otra emigración, otro periplo que no podrá ser embalsamado. ~ Alfredo Pérez Alencart

Para Ana Cecilia el viaje es el destino, es la ruta; son los últimos versos de Áncoras, el bello poemario de Blum, los que marcan la pauta para los lectores, quienes desempolvan, -como sugiere la poeta- al dinosaurio que llevamos dentro para sobrevivir. La noche, la vuelta a los rituales de la infancia, el crepúsculo, la casa, el grito, el miedo, la mirada del gato amado; es el goce de la buena poesía que siempre perturba y nos conduce a la luz. ~ Carmen Ollé

Poesía humana y profunda, coloquial y universal, afectiva y objetiva. Los versos de Ana Cecilia Blum acompañan el ritmo del mundo con la solidez, la seriedad y la belleza, de quien ya ha recorrido un largo camino y ahora es tiempo de cosechar la siembra. ~ Enrique Solinas

La composición rítmica y sólo en apariencia sencilla de Ana Cecilia Blum permite al lector relacionar la lectura con la tradición de mujeres poetas latinoamericanas del siglo XX, desde Delmira Agustini hasta Juana de Ibarbourou, pasando por Gabriela Mistral y Alfonsina Storni. Su “grito en veladura” advierte de la renovación de esa tradición en el siglo recién inaugurado. ~ Rafael Courtoisie

Ana Cecilia decidió explorar otras tierras llevando a sus anchas la enorme sensibilidad que la ha caracterizado. Y “la que se fue” es una poeta, ahora, total. Lo fue desde siempre. Su poesía marcó el ritmo de la novísima expresión poética de América Latina: novedad, precisión y síntesis. Este poemario la ratifica como una poeta completa: gran halo expresivo, honda reflexión, imágenes siempre vivas, que redondean un lenguaje ligado al ritmo y a la complejidad de la sencillez. ~ Xavier Oquendo Troncoso

El drama del desarraigo produce conmovedoras piezas poéticas, en una escritura discreta, pero brillante; así, La que se fue: “Camina en otras calles / sucumbe en otra lengua / Lejos de su casa / escoltada por el anonimato, con la alforja vacía de país y herencia / asiste / al velatorio del espejismo”. Habría tanto que decir sobre la desnuda tragedia que encierran estos versos, pero ya lo harán los críticos en su oportunidad. ~ Jorge Dávila Vázquez

Hermosos estos poemas. En ellos encuentro lo que siempre he reiterado que debe haber en un poema para que se pueda llamar como tal (los demás son versitos). Hay aliento poético, es decir, comunica una emoción nítida que va directo al sentimiento del lector. Hay unidad de forma y contenido, es decir, belleza al estilo clásico. Hay ritmo interior, vale decir, el Tono del poema se mantiene, en este caso, entre la rebeldía y la sinceridad; y la voz dolorida de la poeta penetra los canales afectivos de quien la lee. El vocabulario es sugerente y pleno de imágenes, se opta por los decibeles bajos, quedos. El que más grita nunca tiene la razón. ~ José Díaz Díaz

Felicitaciones, siempre querida Ana Cecilia: La Poeta es un poemario maduro, pletórico de bellos hallazgos líricos. La poeta es una obra trazada por el pulso conmovedor y convincente de una verdadera poeta. Felicitaciones y gracias por tan valioso envío. ~ Sonia Manzano